Monday, November 20, 2006

una opinion que me parecio interesante

no es la primera vez que usted disfruta de aventuras semejantes en México. A principios de la década de los noventa, en San Andrés Cholula, Puebla, el gobierno priista de un tal Manuel Barttlet Díaz, célebre por su participación en la caída del sistema de cómputo en las elecciones federales de 1988 y por la promoción y aprobación de la finísima y oficialista ley de contracultura y desechos de indígenas, expropió terrenos ejidales a un promedio de 3 pesos y 50 centavos el metro cuadrado. Por supuesto que a quien no quiso vender por las buenas se le desalojó con todos los lujos (de la violencia), so pretexto de convertir aquella zona en reserva ecológica. Hoy, hoy, hoy, aquellas tierras son el ejemplo mismo del progreso, después de haber sido vendidas a empresas como Costco (léase Auchán y Comercial Mexicana, entre otros changarros similares) o a escuelas privadas como las universidades Iberoamericana y De las Américas, a precios que oscilaron entre los 600 a los 2 mil dólares por metro cuadrado, limitando la reserva ecológica a las jardineras que sobreviven entre el cemento de los estacionamientos.
No se achicopale usted. ¡Arriba corazones! ¿Ya se olvidó de cuando acudió a las urnas y masivamente votó por el gobierno del cambio? Es cierto que algunas cosas no han cambiado, pero usted no sea tan fijado. Mire, por ejemplo, antes, Salinas dio su venia para la realización del Tratado de Libre Comercio; y, ahora, Fox prepara la plataforma que sostendrá al Área de Libre Comercio de las Américas en tierras mexicanas. Antes, Zedillo negociaba la firma de los Acuerdos de San Andrés con el ejército patrullando la sede del diálogo y los paramilitares estrechando el cerco sobre las comunidades zapatistas; ahora, Fox negocia la expropiación de tierras ejidales obsequiando órdenes de aprensión y sitiando a los pueblos querellantes con soldados vestidos de agentes de la Policía Federal Preventiva (por no hablar de los hechos recientes en Montes Azules, Chiapas). Antes, el hombre del no cash se hizo de la vista gorda frente a la intentona de crear un club de golf en Tepoztlán; ahora el Bush friend es uno de los cómplices en la construcción del aeropuerto en Texcoco. Antes, 1992, Salinas saludaba la beatificación de Juan Diego mientras armaba la estrategia para maquillar la crisis económica nacional; ahora, 2002, Fox besa el anillo del Papa (sin albur) saludando la canonización del misterioso indio de Cuauhtitlán en tanto piensa cómo nos dirá que mientras los bancos obtienen cuantiosas ganancias como resultado de los rescates financieros a la gente de a pie cada vez le alcanza menos para comer. Antes, San Andrés Cholula; ahora, San Salvador Atenco. Antes, Costco en la Puebla de los Ángeles; ahora, en pleno corazón de la otrora ciudad de la eterna primavera. Antes, fue Marcos Olmedo en Morelos; ahora, fue José Enrique Espinosa en el Estado de México.
¿Ve usted? Venga y acérquese al progreso que ofrecen los señores paladines del neoliberalismo. 70 años de tradición y 18 de excelencia lo respaldan. Ahora en su nueva presentación ultra light; la del gobierno, que dicen, es el del cambio.
*Artículo publicado en la RED@ctuar hace cinco años.

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